lunes, 8 de febrero de 2010

Conversaciones con Niño Perdido (versión 2.0)


Clamor de olas; Niño perdido recuerda viajes pasados y reúne fuerzas para olvidar aquel alto en el camino. El mar, Senegal, tranquilidad; el remanso que necesitaba para abandonar los grises del ayer y abrir una nueva caja de sorpresas.


Esta vez goza de lo aprendido en los trenes, ya no hay pesadumbre por una soledad ambiental, personal, ilimitada. Ahora es capaz de exponer cada uno de sus pasos y proyectar sus ilusiones hacia otros seres.


Su conocimiento, su punto de partida. Un nuevo aprendizaje, su destino. La tenue luz de claroscuros se diluyen como una tormenta atroz pasadas las horas. La oscuridad margina la mente, sólo un reflejo de lo que fue y la lucha constante por un nuevo horizonte.


Hola estrella, en tus manos dejo la nueva aventura. ¿Qué me aportas? Todo, pues una vez centrados en mirar hacia adelante, cualquier anhelo pasado y la frustración por no fijarlo en el interior, ha dejado paso a los nuevos tiempos, los nuevos caminos, los amaneceres completos.


Suelas desgastadas, árboles perennes que sin embargo dejan caer sus hojas, sin razón. La espuma, la brisa de los otoños que sin melodías que escuchar se afanan por presentarse en primaveras tropicales. Síganme, no prometo un final, sólo son puntos y seguidos en el papel donde se editan las guías de viaje. Pero la fe que me mueve, sólo es un sueño de madrugada.

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